-SÍNDROME DE PRADER-WILLI-.
Este síndrome es un trastorno genético poco frecuente que provoca varios problemas físicos, mentales y conductuales. Una característica importante de este síndrome es una sensación constante de hambre que suele comenzar a los 2 años aproximadamente. Se trata de una de las enfermedades raras por su escasa incidencia. La padecen 1 de cada 10.000 niños y 1 de cada 30.000 niñas.
Es un síndrome congénito que se nace con él y no atiende a razones de sexo, raza u otra condición. Está causado por una alteración genética localizada en el cromosoma 15. En torno del 70% de los pacientes presentan una perdida de material genético en este cromosoma, concretamente en el par que proviene del padre. En el resto de pacientes, esta perdida genética se añade a alteraciones en el par procedente de la madre.
Las personas con este síndrome quieren comer de manera constante porque nunca se sienten satisfechas y tienen problemas para controlar el peso. La mejor forma de controlarlo es con un enfoque de equipo formado por varios especialistas.
Los síntomas pueden variar según la persona y pueden cambiar gradualmente con el paso del tiempo de la infancia a la adultez.
En bebés los síntomas pueden ser los siguientes:
- Poco tono muscular. Hipotonía.
- Rasgos faciales distintivos. Los niños pueden nacer con ojos con forma de almendra y la boca hacia abajo.
- Reflejo de succión deficiente. Debido al tono muscular debilitado, lo que dificulta su alimentación.
- Capacidad de respuesta generalmente deficiente. El bebé puede parecer cansado, responde mal a la estimulación, le cuesta levantarse o tiene un llanto débil.
- Genitales subdesarrollados. Los niños pueden tener el pene y el escroto pequeños. En las niñas, el clítoris y los labios de la vulva pueden ser pequeños.
- Antojos de alimentos y aumento de peso. El apetito constante provoca comer con frecuencia y consumir excesiva comida. Se pueden presentar conductas inusuales para conseguir comida, como acumular alimentos de forma compulsiva o ingerir comida congelada o incluso desperdicios.
- Órganos sexuales subdesarrollados. Hipogonadismo. Provoca pubertad tardía o incompleta y esterilidad. Sin tratamiento es posible que las mujeres comiencen a menstruar después de los 30 y los hombres pueden no tener mucho vello facial y la voz no se agrave.
- Crecimiento y desarrollo físico deficiente. Estatura baja, poca masa muscular y nivel elevado de grasas corporales.
- Deterioro cognitivo. Problemas de pensamiento, razonamiento, resolución de problemas y dificultades de aprendizaje.
- Retraso del desarrollo motor. Los niños llegan más tarde a sentarse o caminar que el resto de niños/as.
- Problemas del habla. El habla se retrasa.
- Problemas de conducta. Los niños y adultos a veces pueden enojarse y ser testarudos, controladores y manipuladores. No toleran los cambios en la rutina y tienen berrinches. Pueden presentar ansiedad.
- Trastornos del sueño. Pueden tener interrupciones del ciclo del sueño normal y apnea del sueño. Estos trastornos pueden provocar somnolencia diurna excesiva y empeorar los problemas de conducta.
- Otros signos y síntomas. Pueden tener las manos y los pies pequeños, escoliosis, problemas de cadera, miopía, tolerancia elevada al dolor...
- Diabetes de tipo 2.
- Presión arterial alta, colesterol alto y enfermedades cardíacas.
- Apnea del sueño.
- Enfermedad hepática y cálculos biliares.
- Esterilidad. La mayoría de mujeres con este síndrome no puede tener hijos.
- Osteoporosis. Hacen que los huesos se vuelvan débiles y frágiles, por lo que pueden fracturarse fácilmente.
- Efectos de comer en exceso. Darse un atracón. Puede causar que el estómago se dilate de manera anormal. Puede provocar asfixia.
- Disminución de la calidad de vida. Los problemas de conducta pueden interferir en la familia, la educación y en la vida social.
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