-EL AUTISMO EN LA EDAD ADULTA-.
Los trastornos del espectro autista (TEA) son un grupo de trastornos del desarrollo en los que se presenta una enorme diversidad de características, destrezas y dificultades. En los últimos años se está avanzando mucho en lo relativo a tratamientos y diagnóstico.
Aún hay un gran numero de personas con TEA que no son correctamente identificadas, especialmente en el caso de las mujeres y de las personas con TEA que poseen un alto funcionamiento. Estas personas con frecuencia reciben otros diagnósticos ( T. Límite de Personalidad, T. Obsesivo-compulsivo, Trastornos depresivos), lo que dificulta que se puedan abordar de forma efectiva sus necesidades.
Cómo se comportan los adultos con autismo ( TEA).
La manera en la que cada área se ve afectada puede variar mucho de una persona con TEA a otra. Ejemplos que pueden ayudar mejor a entender qué dificultades presentan:
- Falta de responsabilidad. Es muy frecuente que las personas adultas con TEA manifiesten dificultades para asumir responsabilidades. Esto hace que sean incapaces de mantener un trabajo estable, de realizar las tareas básicas del hogar o de atender adecuadamente a su hijos.
- Dificultades para mantener relaciones de pareja. Es posible que malinterpreten las señales de los demás o que las entiendan. Es posible que sean demasiado apegados o por el contrario, muy distantes.
- Repetir ciertas conductas o tener comportamientos inusuales.
- Tener demasiado interés en ciertas cosas, como en objetos en movimiento o partes de objetos.
- Tener un interés intenso y prolongado en ciertos temas, como números, detalles o datos.
- Molestarse por algún cambio leve de rutina o por estar en un entorno que los estimule demasiado ( entorno ruidoso o con mucha gente o con muchas luces).
- Hacer poco contacto visual.
- Tender a mirar o escuchar menos a las personas a su alrededor.
- Interés en la realización de sus intereses o actividades sin tener en cuenta las preferencias de los demás.
- Responder de forma inusual cuando otras personas muestran ira, angustia o afecto.
- Tener dificultad para seguir las conversaciones.
- A menudo, hablar durante mucho tiempo de un tema favorito, sin que los demás puedan responder.
- Repetir palabras o frases que escuchan (ecolalia).
- Usar palabras que parecen extrañas o fuera de lugar.
- Tener expresiones faciales, movimientos y gestos que no coinciden con lo que están diciendo.
- Tener un tono inusual de voz como si estuvieran cantando o parecieran un robot.
- Tener problemas para comprender el punto de vista de otra persona.
- De niños/as es probable que no jugaran adecuadamente con los demás. Si tenían juguetes es posible que los usaran de una forma rutinaria pero no imaginativa.
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